Ariel. Viniendo al Mundo.
El nacimiento de un nuevo ser, cuando uno ya ha sido padre los últimos seis años, representa una excelente oportunidad para encarar viejos miedos, bloqueos, antiguas creencias que por un rato se escondieron de la conciencia pero que el proceso del embarazo, el parto y la nueva crianza hacen aflorar de nuevo. Una oportunidad de oro para mirar de frente esos miedos y elegir el Amor, con serena consciencia decir un gran Sí a esto que está ocurriendo y sanar las viejas heridas, las abolladuras del alma y los malos ratillos, enamorarte de nuevo, de tu pareja, de tu hijo de seis años, de esta nueva niña que nos nace. Me enamoro de nuevo de mi Ser, y de la vida radiante que me corre por las venas. Doy gracias a Dios por el inmenso privilegio de servir a estos seres que viven en la misma casa que habito, estos seres cotidianos, de tan cercanos, a veces, dolorosos, y doy gracias a la Vida Única por valerse de nosotros, como familia, para abrirse camino y seguir su curso.
Una se pone de parto mucho antes del parto. Ya hace por lo menos dos semanas de ligeras contracciones, insomnio y molestias varias, un aire de oxitocina y otras hormonas corriendo por las arterias, muchas emociones, a veces mezcladas, revueltas. Hubo un terremoto y una gran tormenta que sucedieron en estos preludios y estas ansias de verla nacer. Y el 31 de enero, Ariel viene al mundo de madrugada, a la luz de las velas, con una suave e hipnótica música de fondo, rodeada de un gran amor. Pienso que si todas las niñas y niños del mundo viniesen al mundo de esta forma, tan respetuosa y sencilla, en una generación nos salvábamos y los mansos herederían la Tierra.
Rama dormía cuando su mamá empezó a gritar y a gemir de un modo más intenso, en verdad, estremecedor, y es mucha intensidad para un niño pequeño que decidió quedarse a recibir a su hermana, aunque pudo haber elegido ir con los amigos vecinos a pasar la noche. Había observado las contracciones más o menos intensas que su madre tuvo durante todo el día como preparación al parto, y se mostraba excitado y feliz. Gritaba, ¡el parto es nuestro, el parto es nuestro!, el grito familiar para infundirnos valor ( a parte del nombre de una asociación que cuida de los derechos de las mamás). Al ver que encendíamos velas y poníamos música como hacemos cuando festejamos en casa, su alegría se acrecentaba y cuando llegó la hora de dormir le pregunté si quería quedarse en casa o ir con los vecinos, le expliqué que mamá gritaría de dolor y quizá lo despertarse. El decidió quedarse y con un cuento se quedó dormido plácidamente.

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Ariel |
El parto en casa es sin duda un acto salvaje, es decir, un acto libre y natural. Si bien el miedo está presente en los procesos de llegar al mundo y de irnos de él, creemos que todos los seres deberíamos nacer y morir rodeados de las personas que nos aman en un entorno igualmente amable, acogedor, bondadoso rodeados de amor y confianza plena en la vida, la vida para los que llegan y la vida para los que parten en el amanecer de la muerte. El Amor y la Conscienica deberían estar presente en todos los procesos humanos, especialmente en los tránsitos de los ciclos Vida-Muerte-Vida. Siendo cada día un día que nace, permitámonos nacer de nuevo cada día, plenos de amor, lúcidos y claros de nuestra naturaleza espiritual y eterna.
Om Gratitud
Si quieres leer el relato del nacimiento de nuestro hijo Rama puedes hacerlo aquí:
RAMA. VINIENDO AL MUNDO.
Si quieres saber sobre nosotros y nuestro trabajo puedes visitar nuestros blogs:
Carolina Pino:
El Camino en la Tierra
Rafael Medina:
Rama-Raíz
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Que seas feliz.
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